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28 de marzo de 2019
Publicado en Public Relations
28 de marzo de 2019 Claudia Giraldo
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A PROPÓSITO DE SERGI SABORIT. Esta semana, leíamos en Expansión Cataluña la columna que el periodista Sergi Saborit dedicaba al trabajo honrado de los profesionales que día a día narran lo que está sucediendo en el mundo. Sin embargo, bien es sabido que muchos de los que consumen información (unos eruditos para las nuevas generaciones) tachan de falsos publicistas o “vendidos” a los que llenan páginas y contenidos online de noticias. ¿En qué momento se perdió la esencia del periodista? ¿quién ha fomentado la falsa creencia de que los periodistas son los lacayos de las grandes corporaciones?

“Hace unos días entrevisté a un empresario que nada más empezar la reunión me preguntó si podría revisar el artículo antes de su publicación”.

¡Ay @Sergi! Si te contáramos… Para las agencias de comunicación y relaciones públicas, como nuestra pequeña boutique Bambu PR, una de nuestras principales batallas es explicar a los clientes qué es información y qué es noticia. Porque si bien el cliente tiene el poder en decidir qué contar y qué no, y si lo hace, que siempre sea de manera transparente y real; el periodista, como narrador de la historia o noticia, tiene el poder de elegir el cómo, cuándo y de qué manera contarla. Porque la “delgada línea” con la que titula Sergi su columna en el diario económico, es también para las agencias de comunicación la verdadera confusión entre lo que es publicidad y periodismo.

Hace unos días, un cliente nos solicitó la gestión de una petición de un periodista. Como es habitual, nos pusimos en contacto con el redactor, quién acto seguido nos envió un cuestionario para el portavoz de la compañía, y que nosotros hicimos llegar al cliente. Él mismo se encargó de las respuestas y nosotras verificamos que toda la información estuviera relatada correctamente. Tras el ok definitivo, remitimos el cuestionario completo al periodista y quedamos a la espera de la publicación del reportaje donde estaba previsto incluir alguna de las respuestas ofrecidas. Hasta aquí, y como era de esperar, todo bien. La sorpresa nuestra llegó cuando una vez publicada el reportaje el cliente nos solicita urgentemente una llamada pidiendo explicaciones acerca de la información publicada. Preguntas como: ¿En qué momento decidimos NO VETAR la publicación del reportaje? ¿Por qué motivo NO SE SOLICITÓ que el reportaje se enviara previa publicación a la empresa? A estas alturas, todavía las agencias de relaciones públicas somos las responsables de que “permitamos” a los periodistas cumplir su función. Para los clientes somos las responsables de sus fracasos. Obviamente, el servicio de agencia tuvo un punto y final.

Porque si nosotros no ponemos freno al “abuso” y “poder” de las empresas (sean startups o multinacionales) ¿quién lo va a hacer?.

“Nuestra responsabilidad como periodistas no es escribir al dictado de las marketinianas notas de prensa, sino enfocar los artículos con independencia, vocación de análisis y pensando en la utilidad que tendrá esa información, no para la empresa, sino para los lectores que son en definitiva sus clientes”, explica Sergi Saborit en su artículo.

Y así es. Porque la corrupción en la información es uno de los mayores retos del periodismo. Y para las agencias de información es clave ofrecer un contenido siempre cualitativo y contrastado que permita respetar el interés del redactor por la fuente de información. Por último, una breve reflexión, y es la apuesta de sergis y bambús por trabajar noticias de interés para el lector, más allá de un simple titular impactante, y luchar precisamente en favor de un periodismo de calidad maltratado por Internet, el clickbait y la dictadura de los mercados. Palabrita de Bambú. 

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